Los hombres lo tienen muy fácil.
Traje de chaqueta oscuro, con o sin corbata… y listo.
Da lo mismo que vayan a una boda, a un funeral o a trabajar.
Y en este último caso, no importa si se trata de un alto ejecutivo, un empresario o un dependiente de El Corte Ingles.
Se plantan su uniforme y salvan la papeleta sin complicación.
Sin embargo, para las mujeres profesionales, lo de vestir cada día es un auténtico reto.
Que no exista un código de vestimenta definido, como en el caso de nuestros compañeros, es un arma de doble fino.
- Tienes libertad para vestir cómo quieras.
- Pero esa libertad genera, a menudo:
- Mayor esfuerzo.
- Mucha inseguridad.
- Estrepitosas meteduras de pata.

Ejecutivas o emprendedoras
Una solución para ahorrarte disgustos consistía en recurrir al mismo código estilístico que los hombres, mimetizarte con ellos para transmitir la seriedad, profesionalidad y autoridad que el desempeño de tu profesión requiere, que a ellos les viene de serie pero que tú te tenías que ganar.
Esto en el caso de las ejecutivas, porque las profesionales liberales o empresarias gozaban de algo más de libertad a la hora de elegir su vestuario, aunque dependiendo del ámbito en el que te movías, acababas ajustándote a los mismos patrones.
Y luego estaban las creativas, mujeres que por cuenta propia o ajena desarrollaban su actividad en el mundo de la publicidad, la fotografía, el diseño… Estas disfrutaban de total libertad a la hora de elegir su indumentaria y utilizaban, por regla general, la ropa como una extensión de ellas mismas, de su carácter, su personalidad.
En los últimos 20 años, arrastrada por el gran impacto que la moda ha producido en nuestra sociedad, la situación ha cambiado radicalmente.
Siguen existiendo empresas y corporaciones que mantienen el mismo y estricto código de vestimenta, a menudo no escrito, de antaño, pero la mujer profesional actual viste con mayor libertad y es cada vez más consciente de que su indumentaria es un elemento más de su curriculum, una herramienta de proyección profesional.
Porque si hay algo inevitable es que tu imagen comunique.
Que te posicione profesionalmente. Que te abra o cierre puertas.
Conseguir que tu imagen transmita el mensaje adecuado, el que tú quieres y necesitas y que esté en armonía con tu cargo, lugar y ambiente de trabajo sigue siendo un reto.
Reto para el que sigue sin existir un código de vestimenta, pero si unas pautas que sin duda te ayudaran a triunfar.
2. Define tu mensaje
Ten clara la imagen profesional que quieres dar.
El mensaje que quieres transmitir… y vístete para potenciarlo.
2. No lo olvides: estás trabajando
Por tanto tu imagen debe transmitir en todo momento los valores profesionales que hayas decidido: profesionalidad, competencia y seriedad.
Cualquier prenda que ponga en cuestión alguna de esas premisas, aunque sera espectacular, aunque te quede genial, no es apta para la ocasión, así que mejor que la dejes en el armario.
3. Se fiel a ti misma
Tanto si tienes que ajustarte a un código de vestimenta como si tienes total libertad para vestir como quieras, no te disfraces.
Un traje de chaqueta negro no es la única alternativa para mantener una imagen formal y profesional, pero si no tienes más remedio que usarlo recurre al color, es tu mejor aliado.
Una camisa, aunque sea camisera, de color, con estampados discretos o unos complementos moderados pero originales, aportaran personalidad a tu look.
4. Ve siempre presentable
Y esto afecta a cuestiones de higiene personal (cabello limpio y bien peinada, maquillaje adecuado, dientes limpios y aliento fresco, perfume discreto, manos y pies impecables) como al estado de tu ropa y complementos.
Una prenda ajada y descolorida, un vuelto descosido, unos zapatos demasiado usados transmiten la idea de una mujer poco cuidadosa o dejada.

5. Ante la duda, sobriedad
Cuando no estés segura de sí una prenda es adecuada para ir a trabajar, no te la pongas.
La incertidumbre te generará ansiedad, estrés e inseguridad y te impedirá estar concentrada en lo que realmente te interesa.
6. Evita los excesos
Una cosa es reivindicar tu lado más femenino y otra convertirte en el foco de miradas y comentarios que no tienen que ver con tu faceta profesional.
Las prendas excesivamente cortas, entalladas, transparentes… pueden eclipsar tus cualidades profesionales o perjudicar tu proyección laboral.
7. Comodidad, ante todo
Y no solo me refiero exclusivamente a ir cómoda físicamente… ropa de tu talla, calzado confortable, prendas acordes con la temperatura del lugar de trabajo.
Hablo también de comodidad mental. De tener la certeza de que eres tú y de que tu ropa es una extensión de ti misma.
Nadie triunfa solo por su imagen, pero hay grandes profesionales con curriculums impresionantes y cualidades extraordinarias, que sin embargo se quedan a mitad de camino por descuidar su imagen.
Por no tener capaces de transmitir una imagen a la altura de su valía.
Y tú…
¿Sientes que tu imagen es un lastre o un impulso en tu carrera profesional?
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Pienso lo mismo que tú. La imagen te abre muchas puertas, es lo primero que ven, eres la tarjeta de presentación.
Muy interesante! Me surgen dudas de cómo asistir a ciertas reuniones q terminan en cena y necesito q me inspires en como modificar el look con pequeños detalles.
Los complementos son tus mejores aliados a la hora de cambiar el estilo de tu look. Pasar de un calzado plano a algo de tacón, del tacón a una sandalia joya o stiletto dan un toque más sofisticado al look.
Otra opción es cambiar el típico shopping bag o hobo por una cartera pequeña. Si estos complementos son además en colores llamativos o con un diseño sofisticado, ya tienes un look totalmente ganador.
Echa un vistazo a este post que también te puede inspirar.
De todas formas en breve prepararé un post sobre el tema, me parece una estupenda sugerencia.
Efectivamente. Luego te lo tendrás que ganar pero de momento te allanas el camino.
Totalmente de acuerdo. Parece que últimamente todo vale y me sorprende ver a personas en un ambiente laboral vestidas para ir a la playa o a una barbacoa. No es así cómo se construye una buena imagen profesional y, aunque el hábito no hace al monje, siempre ayuda. Corrección al vestir en cualquier momento.
Estoy contigo, Ana, una cosa es ser fiel a una misma y a tu estilo y otra vestir incorrectamente. Y lo que es peor aún, que tu imagen construya una imagen de ti que te perjudique.
Muchos estudios han demostrado como las personas bien vestidas transmiten más confianza, profesionalidad y cercanía que las descuidadas o mal vestidas.