Las agujas me dan terror.
Cada vez que me toca hacerme un análisis de sangre, ponerme una vacuna o entrar en un quirófano y se acerca la enfermera, jeringuilla en mano, dispuesta a darme la estocada, me descompongo.
Me entran todos los males. Temblores, sudor frio, me baja la tensión…
Es un miedo que ni con los años he conseguido dominar, aunque ahora, por lo menos, intento mantener el tipo y comportarme con cierta dignidad.
Pero en mi casa son memorables los pollos que organizaba de niña, cada vez que estaba enferma y Damián el practicante, asomaba la cabeza por allí.
Mi madre, mi padre y la chica que nos cuidaba, eran incapaces de reducirme y lograr poner mis posaderas al alcance del buen señor para que cumpliera su objetivo: pincharme.
Harto de los bochornosos numeritos que organizaba, según dicen mis hermanos parecía la hermana gemela de la niña del Exorcista, cuando a los 7 años cogí una infección de oídos y el pediatra decidió que la forma más rápida y eficaz de aliviarla era antibiótico en vena 5 días seguidos, es decir, 5 inyecciones a razón de 1 cada 24 horas, mi padre opto directamente por sobornarme.
De chica me volvían loca los recortables ¿Sabes lo que eran?
Aquellas cartulinas impresas con una silueta femenina, unas veces una inocente niña con cara de ángel y otras una sofisticada mujer con pinta de Barbie, acompañadas de un vestuario más propio de una instagramer actual que de una niña de los 70´s.
Por lo menos a mi entonces así me lo parecía, puesto que Amancio Ortega no había tenido todavía la brillante idea de crear Zara y el low cost, y yo, además del uniforme del colegio y el vestido de los domingos, no tenía más de 10 prendas en el armario.

Bueno, pues aquellas muñecas de cartulina que venían con un cargamento de vestidos, faldas, pantalones y zapatos… y que pacientemente tenías que recortar, eran mi perdición.
Tenía una caja repleta de ellas y me pasaba horas probándoles la ropa y haciendo combinaciones con sus maravillosas prendas.
Pues en eso consistió el soborno: en un recortable por inyección.
A cambio, claro está, me tenía que someter voluntariamente a mi destino más inmediato sin ni siquiera hacer pucheros.
Lo mirará por dónde lo mirará, el acuerdo era beneficioso para mí: superé la otitis rápidamente y…
Y mi caja de recortables duplicó su tamaño.
Aquella afición infantil fue el germen, estoy segura, del amor que he sentido siempre por los trapos y de mi facilidad para combinarlos.
No se trata únicamente de intentar llevar lo que lleva todo el mundo, sin que se vea igual, que también. Sino de que
Combinar tu ropa tiene multitud de beneficios para tu económica, tu calidad de vida y tu estilo
de las que quizá no eres consciente.
1. Para tu economía
Porque necesitas menos ropa para vestirte.
Un vaquero puede ser la prenda perfecta para ir al campo, al
super o al parque con tus hijos.
Pero combinado con otras más puestas, una américa y par de zapatos, por ejemplo, consigues un look formal, incluso de trabajo, más que acertado.
Y si lo que pretendes es darle un aire sofisticado, femenino o incluso sexy a tu imagen, no tienes más que llevarlos con un top lencero, un corsé y un buen taconazo.
3 looks diferentes, llevables en situaciones distintas, con la misma prenda protagonista.
2. Para tu calidad de vida
Esta ventaja se deriva de la anterior y del hecho de que cuantas menos opciones tienes a la hora de elegir, más fácil, menos estresante, resulta tomar una decisión.
Es lo que en psicología se conoce por parálisis por análisis
Justo lo que les pasaba a mis hijos cuando eran pequeños y por Navidad caía en sus manos el catálogo de juguetes de El Corte Ingles. No sabían nunca con qué quedarse, qué les gustaba más, qué querían realmente… se bloqueaban.
Elegir es un acto voluntario que exige esfuerzo, concentración y todo ello sin contar con la ansiedad que genera el miedo a elegir mal.
Así que ya sabes…
Menos prendas, menos estrés.
3. Para tu estilo
Hace años la ropa era un bien escaso, o al menos, no tan al alcance de cualquiera como lo es actualmente.
El coste de un par de zapatos, un vestido o cualquier otra prenda, suponía un mordisco para la economía de cualquier familia media, así que prácticamente la única razón que justificaba un desembolso de tal calibre era la estricta necesidad.
Y eso contando con que la opción de heredar de una hermana, prima o amiga no fuera viable.
Hoy, gracias a la producción en cadena de millones de prendas exactamente iguales, que comercializan las mismas, o parecidas empresas en todas partes del mundo, cuesta menos una camiseta que una entrada de cine, un libro o salir de cañas.
Con lo cual… o combinas para personalizar y o vas de uniforme.
4. Para el medio ambiente
De sobra es sabido que la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta.
Emplea pesticidas en insecticidas que contaminan las aguas subterráneas.
Además de las ingentes cantidades de agua y petróleo que son imprescindibles en los procesos de producción y de posterior intento de reciclaje, responsables directas del calentamiento global.

No se trata de que no te compres ropa, pero combinándola, necesitarás menos y estarás contribuyendo, al menos de algún modo, a que sea una industria más sostenible.
Opciones para hacerlo con estilo y sin complicarte la vida hay muchas.
Y como imagino que no pudiste resistir la tentación el pasado fin de año de añadir alguna prenda brilli brilli a tu vestuario, te muestro algunas propuestas inspiradoras para que sepas
Cómo llevar las lentejuelas en tu look diario.
En este caso la clave está en combinar una prenda elegante, llamativa o muy puesta, con otras piezas absolutamente informales que rebajen la categoría del look:
Hola Maqui. Me encanta la idea de combinar, pero siempre me veo igual. El problema…, soy muy friolera por lo que siempre utilizo camisa (la mayoría estampadas) jersey de cashmere, vaquero o pantalón de vestir, botines y plumífero, con lo cual siempre es más de lo mismo.
Aunque uses las mismas prendas siempre puedes darle un toque distinto a tu imagen jugando con el color, combinando tejidos, mezclando estilos. Hay muchas opciones para verte diferente llevando las mismas prendas una y otra vez. Ten en cuenta que además, las prendas que sueles repetir son las que más a gusto te hacen sentir. Las que se adaptan mejor a ti.
Todas mis prendas se adaptan a mi silueta (reloj) coloración (invierno fuerte), características físicas (soy muy friolera y no soporto los tejidos sintéticos, con lo cual sólo utilizo algodón y lana) y estilo de vida (trabajo en una oficina y tengo muy pocos compromisos sociales).
No tengo problema para vestirme (quizá para elegir bolso): utilizo estampados en la parte superior y combino mi apariencia en columnas de color, contraste y colores similares…, pero sigo sin estar a gusto. Me veo muy similar siempre. Quizá sea que soy muy exigente.
Gracias por todo Maqui, eres una gran mujer y una profesional estupenda
Caray Maqui!!
Después de leer tu post ya sé cómo sacar partido a dos tops que tengo aparcados desde ni recuerdo cuando.
Muchas gracias por esas fantásticas ideas.
Cecilia 🙂
Cómo me alegro. Ya ves que todo sirve para todo si se combina bien. Hoy mismo llevo yo un top de lentejuelas debajo de mi americana negra, con unos vaqueros y unas deportivas. Tengo un analisis de armario y necesito estar cómoda pero cuidar mi imagen y mi estilo. Gracias amor, por tu comentario. Besote
¿Cómo podemos retribuirte todo lo qué haces por tus seguidoras? Muchas gracias por tus aportes, saludos desde Venezuela!
Saber que te es de tanta ayuda todo lo que comparto me hace sentir muy orgullosa y feliz, te lo aseguro. Pero efectivamente, esto no me da de comer por eso es tan importante para mi que me dejes siempre un comentario y que si la información te parece interesante la compartas con tus amigas. También que les hables de mi página y se animen a visitarla. Cuando más visitas tenga, mejor porque google interpreta que es una interesante, la posiciona mejor y eso me permite que más gente me conozca y contrate mis servicios o se apunte a mis cursos. Muchas gracias por interesarte por este detalle tan importante también. Un abrazo
Tus amigas y conocidas. Mujeres de tu generación con un estilo de vida similar al tuyo que están estupentadas. Transmiten seguridad y estilo y parece que el tiempo no pasa por ellas.
Errata. Al loro.
Gracias Javier por el aviso. Un abrazo
Hola Maqui. ¡Una historia muy bonita! Me siento identificada porque también tengo fobia a las agujas y me encantaban los recortables como a ti.
Respecto al artículo me ha parecido muy interesante y con mucho contenido. Hay mucho por leer en el blog. Un descubrimiento.
Como siempre gracias por tus consejos.
Mk
Gracias, María por tus palabras. Me encanta que hayas descubierto buenas pistas por aquí y que compartamos afición. No olvides echar un vistazo a mi canal Youtube, también comparta contenidos interesantes por allí: https://www.youtube.com/channel/UC_mv1_m_UENCfNx0GZefrow
Me van a venir genial estos consejos, siempre se me ha dado fatal combinar la ropa y saber vestir. Creo que nunca le había dado importancia a la ropa y ahora me voy dando cuenta de que ayuda bastante en temas de inseguridades.
Absolutamente. La ropa es reflejo de quién eres y de lo que quieres transmitir. Es tu mejor arma para enfrentarte a la vida a gusto, segura y con confianza.
Maqui